Vida y Obra
Píndaro

soñaba.
Parece seguro que pertenecía a una familia de la aristocracia tebana y
que se educó en Atenas, donde se formó musicalmente, en un momento en
que estaba surgiendo el lirismo coral y el ditirámbico. Sus modelos
literarios fueron sobre todo Homero y Hesíodo, aunque en su poesía
influyeron también poetas locales, como las poetisas Myrtis y Corinna.
Fiel a sus orígenes aristocráticos, se mantuvo al lado de Tebas durante
las Guerras Médicas, y su estrecha relación con Egina, líder tebano
conservador a quien dedicó once odas, lo mantuvo al margen de la
incipiente formación de la democracia ateniense.
Parece seguro que pertenecía a una familia de la aristocracia tebana y
que se educó en Atenas, donde se formó musicalmente, en un momento en
que estaba surgiendo el lirismo coral y el ditirámbico. Sus modelos
literarios fueron sobre todo Homero y Hesíodo, aunque en su poesía
influyeron también poetas locales, como las poetisas Myrtis y Corinna.
Fiel a sus orígenes aristocráticos, se mantuvo al lado de Tebas durante
las Guerras Médicas, y su estrecha relación con Egina, líder tebano
conservador a quien dedicó once odas, lo mantuvo al margen de la
incipiente formación de la democracia ateniense.

Separado de la lírica lesbia por más de medio siglo, Anacreonte se mueve
en un mundo diverso, donde han desaparecido los ideales aristocráticos
de Alceo y Safo, y en el que la presión de los persas obligó a los
habitantes jonios de su ciudad (Feos) a marchar a las costas tracias,
donde este poeta inicia sus primeros versos.
Más tarde Anacreonte dirige sus pasos a la corte de Polícrates en Samos,
de donde parte hacia Atenas con el tirano Hiparco. Aquí el marco su la
poesía lo constituye el distinguido simposio, muy de moda en la época de
las tiranías, en el que se concede gran importancia al refinamiento de
los modales en el banquete. Si Alceo recitaba poesía del arsenal en su
círculo de combatientes, Anacreonte nada quiere saber de rencillas y
guerras. Él mismo dice que desea cantar los dones de Afrodita y los
alegres placeres de la fiesta, que presentan un carácter netamente
erótico. Sus versos reflejan la dulzura d la vida con tal intensidad que
en ocasiones llega a ser dolor.
Revela su originalidad tanto en expresiones metafóricas, como en el uso
de abundantes epítetos. El sentido del poeta por lo delicado y frágil se
expresa en los versos que compara a la juventud esquiva con el pequeño
corzo que, abandonado por la madre, anda por el bosque lleno de temor.
Los alejandrinos conocían cantos, elegías y yambos de Anacreonte, y
publicaron sus poemas en cinco libros. Su arte no admite continuadores y
quienes lo intentaron convirtieron su gracia en simpleza, su placer por
la vida en debilidad por el vino y el amor. Sus poemas fueron
compuestos hasta la época bizantina y sesenta de ellos están recopilados
en manuscritos detrás de la Antología palatina.
Su lírica, de tono hedonista, refinado y decadente, canta los placeres
del amor (tanto de hombres como de mujeres) y el vino, y rechaza la
guerra y el tormento de la vejez. También cultivó ocasionalmente la
sátira, inspirándose en el modelo griego de la misma, Arquíloco.
Su lírica, de tono hedonista, refinado y decadente, canta los placeres
del amor (tanto de hombres como de mujeres) y el vino, y rechaza la
guerra y el tormento de la vejez. También cultivó ocasionalmente la
sátira, inspirándose en el modelo griego de la misma, Arquíloco.

Anacreonte afirmaba con frecuencia, haciendo referencia a la relación
que la poetisa Safo mantuvo con sus alumnas, que ésta había sentido un
amor sexual por ellas. Tales afirmaciones fueron causa de rumor y con el
paso del tiempo se extendieron de tal modo, que debido a ello nacieron
los términos «lesbianismo» y «safismo», que aluden a la homosexualidad
femenina, en referencia al rumor extendido al respecto de Safo de Lesbos
por el poeta.
Safo
Con respecto a esta poetisa lírica griega, se conoce su fama, pues hizo
que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la
décima musa. Nació en la isla de Lesbos, probablemente en Mitilene.
Aunque no se sabe mucho acerca de su vida, perteneció al parecer a una
familia noble y fue contemporánea del poeta lírico Alceo, de quien se
supone fue su amante, y de Stesichorus. También se dice que se casó con
un hombre rico de la isla de Andros y que tuvo una hija llamada Cleis.
Otra leyenda, que no merece credibilidad alguna, sostiene que, tras ser
rechazada por el joven marino Faón, se arrojó desde un acantilado en
Léucade (una isla de la costa occidental de Grecia). No se sabe cuando
murió, pero en sus poemas de última época se describe a sí misma como
una anciana que goza de una vida tranquila, pobre, en armonía con la
naturaleza.
Los fragmentos que hoy conservamos de sus poemas indican que Safo enseñó
su arte a un grupo de mujeres jóvenes, con las que mantuvo una estrecha
relación y para las que compuso sus odas nupciales cuando la
abandonaron para casarse. El poeta Anacreonte (mediados del siglo VI
a.C., es decir, una generación posterior a Safo), afirmaba, en
referencia a este grupo, que Safo sentía un amor sexual por las mujeres;
de ahí proceden los términos lesbianismo y safismo, que aluden a la
homosexualidad femenina.

El trabajo de la décima musa es el producto de la derivación de la
lírica tradicional, popular o pre literaria griega de los siglos VII y
VI a. C. que se convertiría en la lírica literaria. Esta distinción se
debe a las diferencias del carácter oral y tradicional de la primera y
el carácter escrito de la segunda que surgió, a propósito, a la par con
la difusión de la escritura en el siglo VII a. C. Por otra parte, las
características y temas a tratar que adopta la lírica literaria de la
tradicional son esencialmente las mismas solo que esta vez se hallan mas
concentradas en los motivos de un yo individual. El éxito, en gran
parte, de la poesía de Safo radica en la adopción del amor como tema
personal. Por lo tanto, las situaciones creadas serían temporalmente
cercanas a sí y a la audiencia. De ahí que fue necesario crear una forma
de expresión adecuada para expresar sus sentimientos más íntimos, de
manera que sus composiciones podían distinguirse por una fuerte
presencia del yo que canta y ese yo autorreferencial que está
frecuentemente situado en el tiempo y en el espacio.

Safo ha adquirido el nombre de la décima musa por su resonancia e
importancia dentro del mundo de la poesía. De su producción literaria
son pocos los fragmentos que se han podido rescatar, entre ellos, el
Himno en honor a Afrodita.
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